EURIPIDES
El más joven de los grandes trágicos -Esquilo, Sófocles y Eurípides-, aportó a la escena griega esquemas y formas que volvían más compleja la simple acción teatral de los dos primeros. Con Eurípides se perfecciona la idea de drama que dura hasta nuestros días. La tragedia que fascina y tortura al autor de Alcestes, Medea, Orestes, Las Bacantes, Andrómeda, etc., la infelicidad universal de género humano. Por eso, no crea figuras gigantescas, sino seres de carne y hueso que se oponen al destino con su ternura y su debilidad: ya no estamos en el mundo divinamente mítico de Esquilo ni de Sófocles, sino en otro más cercano a nosotros, que participa más de las debilidades del hombre que de la grandeza de los héroes y de los dioses.