GARRO, ELENA
EDICIÓN DEFINITIVA DE LA OBRA MAESTRA DE ELENA GARRO, UNA DE LAS NARRADORAS MÁS IMPORTANTES DEL SIGLO XX. Incluye textos de las escritoras Gabriela Cabezón Cámara, Isabel Mellado, Lara Moreno, Guadalupe Nettel y Carolina Sanín. «El rescate más significativo, [...] la novela cumbre de Elena Garro.»
Babelia - El País Escrita con una prosa dotada de deslumbrantes poderes sensoriales, Los recuerdos del porvenir marcó el luminoso arranque en la trayectoria de Elena Garro. El pueblo de Ixtepec es quien cuenta en estas páginas una sucesión de episodios en los que se mezclan la crueldad y la fe, la pasión y el odio, la mentira y la perfidia, a través de un amplio reparto de personajes de las distintas capas sociales, desde las prostitutas y los campesinos hasta las antiguas familias y los religiosos. Ixtepec se ubica en la tierra caliente del corazón de México, en un sitio que es todos y es ninguno, pues se trata del pueblo imaginario en que Elena Garro ambientó su representación de los convulsos años posrevolucionarios de un México en el que la injusticia del despojo de tierras, el racismo y la violencia contra las mujeres eran, como lo son hoy, un asunto de todos los días. La mirada de cinco grandes escritoras enriquece esta edición: Gabriela Cabezón Cámara, Isabel Mellado, Lara Moreno, Guadalupe Nettel y Carolina Sanín dialogan con el Ixtepec de Garro en los textos que acompañan la novela. Fábula poderosa de las heridas históricas de un país y una época, Los recuerdos del porvenir está llamada a ocupar, finalmente, su sitio como un clásico indiscutible de la literatura hispanoamericana. Críticas:
«El boom latinoamericano dio al mundo grandes novelas sobre dictadores. Elena Garro firmó una de las mejores: Los recuerdos del porvenir.»
El Cultural «De una gran belleza, poética, con cierto sesgo filosófico, llena de hondura. [...] Una historia inusitada, original, singular que muestra la particularidad de un país y la universalidad de los sentimientos.»
Lourdes Rubio, Librería Noviembre «Una novela maravillosa.»
Laura Freixas «He comenzado a leer [Los recuerdos del porvenir] con placer rulfiano, como si me paseara una vez más por Comala, a veces despierta, otras veces dormida y desierta, llena de sombras fantasmales que responden a ecos de un pasado que se dibuja en el porvenir.»
J. J. Armas Marcelo, El Cultural «Es una escritora maravillosa, una de las grandes inventoras del realismo mágico y también una de sus cumbres. Una escritora que creo que podría quedar muy bien puesta al lado, en una estantería, de Juan Rulfo. Ha sido injustamente olvidada, pero es deliciosa. [...] Que Alfagaura recupere esta novela me parece un notición.»
La Ventana (Cadena SER) «Las obras de Elena Garro iluminan con ojos femeninos un país cruel y violento.»
Antonio Rivero Taravillo, El Español «Elena es un icono, un mito, una mujer fuera de serie, con un talento enorme.»
Elena Poniatowska «La historia de la literatura no ha dado a la obra de Elena Garro el reconocimiento que le corresponde. Su brillo seguirá emergiendo paulatinamente, y no dudo en afirmar que a la mitad de este siglo estará ya a la cabeza de ese canon literario que estamos reconstruyendo.»
Guadalupe Nettel «Aquí estoy también yo, sentada sobre esa piedra aparente, intentando trazar un dibujo después de este viaje, hipnotizada por este narrador y esta batalla. Hipnotizada por Ixtepec y por sus mujeres.»
Lara Moreno «Lo que hace Garro es excepcional, es representar eso que no estaba representado aún, la experiencia del tiempo en este subcontinente en el que la Conquista no se acaba nunca. Y lo logra de modo tal que no podemos soltar la novela hasta terminarla. Y cuando termina la soltamos con pena.»
Gabriela Cabezón Cámara «Leerla es rescatar algunas de las mejores palabras y de los mejores silencios de su autora, para que nos rescaten, acaso, con su sensorialidad, su intensidad y contundencia.»
Isabel Mellado «La evidencia de lo femenino es en Los recuerdos del porvenir el límite del mundo, de la historia y de la ley. La mujer es la oscuridad, el juego sin reglas, el tiempo perdido.»
Carolina Sanín